Tapir

Tapir en arroyo

FOTO: G. Lier

Tapir: existen hace unos 40 millones de años y están emparentados con los caballos, los burros, las cebras y los rinocerontes. Actualmente existen cuatro especies en el mundo: tres en América Central y Sud América y una en Asia.

La especie que vive en nuestro país ( Tapirus terrestris ) está ampliamente distribuida, desde los Andes Orientales de Venezuela y Colombia hasta el norte de Argentina, donde se la encuentra en las provincias de Salta, Jujuy, Formosa, Misiones, Chaco y posiblemente en áreas restringidas de Santiago del Estero, Corrientes, Santa Fé y Entre Ríos, habiendo desaparecido de la provincia de Tucumán hace aproximadamente 60 años.

El tapir ha sido muy poco estudiado en Argentina, limite sur de su distribución. Por ello es importante conocer su ecología y el estado actual de sus poblaciones para promover su conservación a largo plazo.

El tapir, anta o mboreví (en guaraní), habita en la selva Paranaense, la selva de montaña o Yungas y en parches de bosque chaqueño, muy asociado a ríos, lagunas y bañados. Los tapires son animales grandes y fuertes, pueden llegar a medir dos metros de largo, un metro veinte de alto y pesar hasta 300 kg.

Tienen un agudo sentido del olfato, que utilizan para encontrar y elegir su alimento y detectar posibles peligros. Son solitarios y tímidos; caminan mucho y en general, necesitan de grandes áreas para vivir y su densidad (número de animales por superficie) es baja.

Tienen una tasa reproductiva baja, las hembras tienen una sola cría después de 13 meses de gestación y por lo general en la naturaleza, nacerá una cada 2 o 3 años. Las crías tienen manchas y líneas blancas sobre un pelaje pardo, lo que les ayuda a mimetizarse con la vegetación.

Se alimentan de una gran variedad de frutos, hojas, flores y corteza. Juegan un papel muy importante en determinar la estructura de las comunidades de plantas, especialmente porque dispersan semillas de hierbas, arbustos y árboles. Por ello se los denomina arquitectos del paisaje y especies clave para la conservación del ecosistema donde viven.

Son particularmente vulnerables a la presión de cacería, ya que por su tasa reproductiva y densidades bajas, no pueden recuperar su población rápidamente. Otra amenaza es la fragmentación y la reducción de su hábitat natural, como consecuencia del desarrollo de actividades como la explotación forestal, deforestación, forestación con especies no nativas, explotación de hidrocarburos y ganadería, que cuando se realizan sin control ni adecuada planificación, traen como consecuencia una fuerte degradación de los ambientes y los recursos naturales.

El tapir es una especie argentina en peligro y su cacería y captura están prohibidas. Figura en el Apéndice I de la Convención Internacional para el Tráfico de Especies de Flora y Fauna Silvestres (CITES), por lo tanto su comercio internacional no está permitido.

TEXTO: http://www.proyectotapir.com.ar/ar/espaniol.htm         FOTO: G. Lier – proyectotapir.com

VIDEOS:

Tapir en Gaia Park – Holanda. Subido por Jul 29, 2010

 

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